Finalista en el Certamen Literario del Blog AlmaCorazón y Luna.
Presenté el siguiente microrrelato que ha resultado
ser finalista. El premio consiste en un libro de la autora Julia Zapata, Luna
de otoño, que estoy deseando leer, dedicado por la autora.
Aquí os dejo mi microrrelato:
Un empujón brusco le tiró al suelo frío del
recreo. Sorprendido, cayó de bruces, sin tan siquiera poner las manos. Se golpeó
la cara y, del fuerte impacto sufrido, un incisivo saltó y se perdió entre la
grava. Su sonrisa nunca más le embellecería, tendría que aprender a
disimularla. Sus rodillas peladas sangraban sin detenerse. Tan solo una
caricia, breve, concisa, amiga, podría aliviarle. Pero en lugar de sentirla en
cualquier lugar de su cuerpo menudo y magullado, escuchó burlas de sus
compañeros de clase. Se sintió más pequeño de lo que realmente era en la
inmensidad de aquel patio, donde ningún profesor parecía haberse dado cuenta de
la agresión. O quizás, miraban hacia otro lado porque él no valía nada. Nada.
Completamente indefenso un zumbido le despertó.
Estaba húmedo a su alrededor. Otra vez había mojado la cama. Llevaba días con
esas pesadillas recurrentes en donde intentaba evitar su significado. En
sueños, estaba probando su propia medicina que le dejaba ese mal gusto, áspero,
amargo, en la boca. Él era el cabecilla de la clase. ¿Qué pensarían sus amigos
si de pronto le tendía la mano a Jesús? Pensarían que se había vuelto loco y le
rechazarían pues Jesús era un don nadie. Y en medio de su cuarto de niño, que
tenía cualquier capricho que podía desear, anheló tener coraje para interrumpir
el acoso que le propinaba diariamente. Como sabía que no tendría valor para ello,
dio un puntapié contra la papelera que rebotó contra la pared mientras la rabia
le recorría su alma. En su fuero interno, deseaba más que nunca que la mano de
Jesús le apretara la suya, porque se sentía un cobarde. Porque huía, sin
comprenderlo, de la amistad noble que le podría brindar Jesús mientras su
corazón latía aceleradamente de confusión. Si era amor lo que finalmente
sentía, ¿por qué le hacía la vida imposible?
Me ha gustado mucho, Helena, un relato para reflexionar, de los que te dejan pensando en la cantidad de actitudes que tenemos en la vida ante los demás sin aparente justificación, tal vez dejándonos llevar más por la pauta que marca la sociedad que por lo que realmente sentimos nosotros. Y en la infancia, esas dudas e incertidumbres aún están más marcadas, no siendo además concientes del gran daño que pueden causar.
ResponderEliminarFinalista merecido, desde luego!!
Un beso!
Me ha encantado.
ResponderEliminarFelicidades por ser finalista.
Besos.
Muchas felicidades!! Me ha gustado mucho!! La cobardía de los "valientes"...
ResponderEliminarBesos,
Hola Helena.
ResponderEliminarAunque tarde, hoy he llegado hasta aquí guiada por quién tú y yo conocemos muy bien, nuestra amiga Marian.
Quería decirte que fue un placer leer y disfrutar de esta historia.
Una realidad que a muchos les deja un recuerdo imborrable de por vida.
Precisamente hace unos días coloqué en mi muro de facebook, la carta de una de esas personas, que habiendo sido castigado en su niñez por compañeros desaprensivos, decide esconder su cobardía haciendo lo mismo que le hacen a él.
Es un relato conmovedor que despierta rabia, aunque esa persona dice estar muy arrepentida.
Un beso. :)
Bueno, en primer lugar felicitarte y decirte que aparte de que es un placer leerte, tanto en este como en todos, tus finales me encantan por lo reales que deben ser, el enfoque suele ser impresionante...
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